Antes de dar inicio a la IV Semana de la Educación Artística, las Facultades de Arte y Educación de la Universidad Católica llevaron a cabo el II Congreso de Arte y Educación UC el pasado sábado 14 de mayo.
Asistieron cerca de mil docentes, estudiantes y profesionales del área de educación y arte de todo Chile. Si bien la «obra maestra» era la Educación Artística, el «artista» del día era el Dr. Fernando Hernández.
¿Quién es Fernando Hernández?
Es catalán y catedrático de la Universidad de Barcelona. Tiene un doctorado en Psicología y es formador de profesores de diversos niveles educativos. Dice que la vida lo ha llevado a dedicarse a la investigación en procesos de innovación y cambio curricular en educación artística.
En el transcurso de la jornada, el docente compartió con CreArte su mirada y experiencia en el impacto que tiene la educación artística en los niños y en la educación integral.
Hoy en día uno de los principales desafíos de Chile es la brecha educacional que hay entre el sistema escolar público y el privado, desde su punto de vista ¿cree que el arte puede disminuir esa brecha?
«En la experiencia internacional de los programas de arte, sí es así. En Colombia hay un programa de artistas comunitarios que intenta contribuir al actuar dentro de esa brecha, al igual que en algunos estados en EE.UU. Pero yo necesito estudiar caso a caso cómo funciona cada programa, porque hay algunos que son completamente paternalistas y eso no ayuda a la brecha, por lo que hay que hacer una distinción en comparación con los programas que son para la participación y la colaboración.
Yo creo que los que son realmente eficaces son aquellos que trabajan desde la colaboración y la participación, en vez del «ven a mi proyecto y haz lo que yo te digo», sino que debería ser un «hagámoslo juntos» y eso creo que es lo que tiene realmente un efecto en la comunidad.
Eso sí, ese tipo de proyectos tiene a su vez un riesgo y es que si las personas (voy a utilizar una palabra que no me gusta mucho) pero si las personas se autorizan, se empoderan, eso tiene consecuencias: Las personas no van a querer ser calladas. Entonces, eso hay que asumirlo. No tienen que ser proyectos para domesticar».
Mencionó en su exposición en el congreso que a diferencia de otras escuelas, las de arte enseñan el cómo pensar en vez del qué pensar. ¿Cómo la enseñanza del arte puede impactar en el cómo pensar?
«En una escuela de arte, tal como se hablaba en el congreso, no te dicen lo que tienes que hacer sino comienza a pensar cómo lo vas a hacer, investiga, busca, plantéate, ve el proceso y mira el resultado. Para todo eso tienes que tomar decisiones, indagar y eso es un camino del pensar. Mientras que el modelo curricular vigente, todo lo que hace es que simplemente se ejecute y se repita. Y además con mucha presión, por lo cual no tienes tiempo para pensar y quieres solo resolver y responder los exámenes. Entonces, yo creo que es la propia idea del proyecto la que te permite hacer ese recorrido, sobre todo a no pensar en la finalidad de un objeto, sino en el recorrido que realizas«.
Uno de los programas que ejecutamos en CreArte es junto al trabajo de jóvenes voluntarios, ¿qué mensaje le entregaría a ellos?
«Yo creo que asumirse como voluntario, desde el punto de vista social, es absolutamente necesario. Sobre todo cuando eres de grupos de vida privilegiados, te das cuenta que el mundo no es solo tu círculo, pero yo diría que también hay que asumirlo (como decía antes) no desde el paternalismo «hoy voy a ver a estos pobrecitos para yo sentirme bien», sino que tú sepas que tú también eres causa de eso y que tu bienestar es lo que genera su malestar, no para amargarte la vida sino para que seas consciente, ser co-responsable y ver cómo tú puedes contribuir desde tu vida diaria, desde tus privilegios para que la sociedad no sea tan fraccionada como lo es en este momento».
Fotografía: Gentileza UC